Bienvenido a la Teoría

De la forma más impertinente posible, me encuentro totalmente sorprendida por esa fascinación que tus ojos encuentran al buscarme. De la forma más impertinente posible, reconozco mi limitación al temblar frente a ti por ese brutal bombardeo en mi pecho. Pero tú, no tenías permiso para entrar.  Y eso no te importó.  Decidiste hacerlo igual.  Pienso incesantemente que debe ser irresistiblemente perverso comprobar como el hielo se rompe al pisar con botas de fuego.  Pienso incesantemente que debe ser horriblemente extraño comprobar como el héroe se vuelve el cebo del superheroe.  Pero tú, hiciste explotar el muro. Y eso no me importó. Fue la mejor explosión que oí.  Probablemente, de la misma forma que un bosque encantado, podría entender ese afán de aventurarse en lugares prohibidos.  Probablemente, si me dijeras que esto ya ocurrió milenios atrás, dentro de otros cuerpos, te hubiese creído tontamente.  Pero esto no estaba...

Le encantas. No es pasado porque nunca hubo una pausa ni aún cuando todo estaba perdido. Sólo estabas tú. Y sólo hubo silencio mientras te ibas mientras no paraba de buscar excusas para quedarme.  Yo que me mentía tanto que no creía que pudiera perder. Por lo que no gané nada. No fue para tanto,  al menos no tanto como yo esperaba que fuese menos de lo que quería.  Y agradezco a mi orgullo que no flaquease ni por un segundo, una centésima porque fue él quien me hizo perder. Por eso te digo que no es a mí a quién encantas.  Ni a mi cabezonerio.  Ni a mi mente fantasiosa. Ni a mis ojos. Ni a mis sueños, a ellos nunca les encantaste. Por encantar, probablemente, le encantaras a mi piel y ella tiene tantas cicatrices que no puede echar de menos. No creo que a ti te encantara no han oído hablar de él.  Quiso ser sin serlo.  Pero, créeme, he luchado lo suficiente co...