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Otra vez.
Atrapada dentro de los versos de una poesía.
No sé si pienso o existo, o si existo porque pienso.
Pero tus manos han encontrado un camino espléndido. Y recitan. Y recitan.
Mi mejilla rima en tu clavícula.
Por no hablar de mis lágrimas, que han escogido salir para colorear tus lunares y no volver jamás.
Y que quieres que te diga de mis monstruos, si están tan atentos en silencio que casi parecen dormidos.
¿Hora? No puedo saberlo, entiendo de métricas no de tempos.
Pero esta pieza musical corre deprisa y no puedo detenerla, ni he aprendido a hacerlo.
Tus manos, observa, hacen florecer la naturaleza a su paso, mi piel puede mostrarlo.
Piel de gallina, sin frío, pero frío si te vas, los girasoles doblan su tallo y se marchan a dormir.
Y no me hagas hablar de ese nudo en la garganta que no sabe si soltarse o ser más fuerte.
¿Y después? No sé donde empieza la música y acaba el verso.
Pero bueno, puedo aferrarme a la rima y (re)correrte siempre que pueda. Siempre que vuelva.
Y bien, puedo volver. Otra vez. Siempre puedo volver.
#Cindyfresi

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