142
Nunca he sido de apostar, veo más pérdidas que ganancias cuando se decide poner la vida en las manos del azar, no se me ocurre confiar en algo que nunca he creído. De pedir, hubiera elegido la certeza de conocer tan solo si existe la posibilidad de ganar algo, para no invertir absurdamente en algo que es imposible tener, donde no existe un premio. Y luego te das cuenta de que así es la vida, arriesgarlo todo a una carta, confiar con los ojos cerrados, apostando con tus otros sentidos por las personas que te rodean en un abrazo inseguro, sobre una plataforma que se tambalea por tu propio peso. Que así es la vida, saber que posiblemente nunca tendrás ese premio, que no hay nada que ganar, que quizá tan solo estamos aquí haciendo el tonto sin saber que pasará, caminando sobre un hilo confiando que nadie nos soltará la mano. Pero el caso es que la mano al final suda, y caes. Quizá no estamos apostando nada, quizá no estamos apostando tanto, o quizá lo estamos apostando todo. ...