Eclipse (L)

- Mira, planeaba hacer esto de un modo algo diferente -soltó una risotada, y pareció que se reía de sí mismo-. De un modo más sencillo, preparando el terreno, pero... -miró a las nubes-. No tengo tiempo para preparativos...
-¿De qué me hablas? -inquirí.
Respiró hondo.
-Quiero decirte algo que ya sabes, pero creo que, de todos modos, debo decirlo en voz alta para que jamás haya confusión en este tema. Estoy enamorado de ti. Te quiero, y deseo que me elijas a mí en vez de a él. Sé que tú no sientes lo mismo que yo, pero necesito soltar la verdad para que sepas cuáles son tus opciones. No me gustaría que la falta de comunicación se interpusiera en nuestro camino.
Clavé los ojos en él durante más de un minuto sin saber qué decir. No se me ocurría nada.
-Vale- dijo mientras sonreía-. Eso es todo.
- Yo... Yo no puedo... Quiero decir, yo no... Debo irme.
- No, espera. Eso ya lo sé, pero mira... Respóndeme a esto, ¿vale? ¿Quieres que me vaya y no volver a verme? Contesta con sinceridad.
-No, no quiero eso. Pero yo no te quiero cerca de mí por la misma razón que tú a mí.
- En tal caso, dime exactamente por qué me quieres a tu alrededor.
- Te echo de menos cuando no estás. Cuando tú eres feliz, me haces feliz, pero podría decir lo mismo de mi padre. Eres como de la familia, y te quiero, pero no estoy enamorada de ti.
-Pero deseas que no me vaya de tu vida.
-Así es.
-Entonces, me quedaré por ahí.
-Lo tuyo es masoquismo.
-Sí.
Acarició mi mejilla derecha con la yema de los dedos. Aparté su mano de un manotazo.
-¿Crees que podría comportarte al menos un poquito mejor? -pregunté irritada.
-No. Tu decides. Puedes tenerme como soy, con mi mala conducta incluida, o nada...
-Eres mezquino.
-Y tú también.
-Tienes razón.
Él se rió.
-Te perdono. Intenta no enfadarte mucho conmigo. En los últimos tiempos, he decidido que no voy a arrojar la toalla. Lo cierto es que esto de las causas perdidas tiene algo de irresistible.
-Le amo-miré fijamente a sus ojos en un intento que me tomará en serio-. Él es mi vida.
-También me quieres a mí. Sé que no de la misma manera, pero él no es toda tu vida, ya no. Quizá lo fue una vez, pero se marchó, y ahora tiene que enfrentarse a la consecuencia de esa elección: yo.
-Eres imposible.
-Estaré aquí, luchando por ti, hasta que tu corazón deje de latir. No olvides que tienes otras opciones.
-Pero yo no las quiero, y los latidos de mi corazón están contados. El tiempo está casi acabado.
-Razón de más para luchar, y luchar duro ahora que aún puedo
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