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Ni casualidad, ni destino, no vamos a engañarnos.
Pueden volar mil ciento cuatro pájaros en ese espacio intangible al que llamas mente, pero mis pies están bien arraigados, donde deben estar. A decir verdad, como todos los poetas, los escritores fantásticos, puedo disculparme por ser mentirosa.
Falsa realidad.
Si hay algo de lo que podemos avergonzarnos aquellos que presumimos de tener una gran imaginación (no todo iban a ser ventajas) es de distorsionar la realidad que nos rodea. Nos hace frágiles, nos hace descuidados, en ocasiones imposibles, y también, por terrible que suene, mentirosos.
Sentir tu vida diferente a lo que se supone que debería ser para el resto del mundo, es mentir, aunque no lo sea para ti. Se trata de mentirte.
En el oscuro rincón de la mente, donde se entrelazan los sueños y las sombras, yacen las raíces de una verdad oculta.
Y poco más que añadir. Lo demás viene solo.
La realidad está frente a ti, la verdad está siempre presente. Se retuerce como serpiente, se aferra en pequeños gestos, miradas, sonrisas, es una enredadera voraz.
Espero que en mi engaño más profundo, te sientas más aliviado que yo, porque a fin de cuentas, el truco del alma para sobrevivir es aferrarse a lo que le gusta, lo más bonito e inspirador dentro de un mundo que desafía razón y lógica.
Aferrarse.
Porque cada palabra que pronunciamos es una mentira piadosa susurrada al viento, una ilusión tejida con hilos de esperanza y desesperación a partes iguales.
Las mentiras son como las redes: atrapan a los pequeños, pero los grandes las rompen.
Ivanhoe, Sir Walter Scott
Así pues espero que ni casualidad, ni destino, no vamos a engañarnos, es la fragilidad del ser humano, atrapado en la telaraña de su propia imaginación. Y así, mientras el mundo gira en su danza eterna, nosotros seguimos como náufragos olvidados en el autoengaño, esquivando la verdad por miedo a ahogarnos.
Un privilegio desaprovechado.
Una responsabilidad desatendida.
El carácter de una mujer que sonríe arraigada de cuerpo en el lugar donde debe estar, pero con la mente en esa suculenta falsa realidad.
#tigerberry

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