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No creo eso de que sea más maduro aquel que más serio esté.
Una vez leí que la persona que más sufre, es la que más sonríe.
Esto no implica que madurez sea igual a desfase. Ni que madurez sea igual a seriedad.
Madurar es saber comportarse en diferentes entornos según la situación que se requiera. Al menos, este es mi significado.
Por ello pienso, que los años no te dan madurez, es la experiencia, la que te la da.
Conozco personas con treinta y tantos años que no saben mantener la compostura.. Y personas con catorce a los que les ha tocado madurar prematuramente.
Yo, bueno, no puedo considerarme una persona madura, porque no lo soy. He madurado en muchos aspectos de mi vida, pero otros quedan ahí aún por resolver como el tema de la autoestima o la confianza, por ejemplo.
Cuando las niñas querían ser princesas, ella quería ser un héroe. Si las niñas se vestían con vestidos, ella se vestía con chandal y deportivas. Cuando al elegir los grupos elegían a todos, ella se quedaba la última, o la penúltima seguida por la chica gordita de clase. Las chicas paseaban contando sus anécdotas y hablando de niños, y ella prefería jugar al escondite con los niños. Todas a la comba y ella a dibujar solitaria. Las chicas rosa y celeste, ella blanco y negro. Las chicas escuchaban las canciones que más se llevaban las que todo el mundo se sabía y ella prefería encerrase en el cuarto de su asotea y poner los casettes de su padre con el rock de la década de los 70-80. Las chicas querían ser novias de los cantantes y actores guapos de la tele, ella decía que quería tener como novio a los árboles y al viento. Chica rara esa. Pues esa chica rara he sido y soy. Esa niña que no maduró o tal vez demasiado, sin que se dieran cuenta. Profunda, como nadie. Inocente, demasiado. Pero con un sentido del honor y el orgullo tan grandes como su propia alma. Yo, pequeña Pío, a mis diecisiete años, advierto que aún me queda mucho camino por andar.
Una vez leí que la persona que más sufre, es la que más sonríe.
Esto no implica que madurez sea igual a desfase. Ni que madurez sea igual a seriedad.
Madurar es saber comportarse en diferentes entornos según la situación que se requiera. Al menos, este es mi significado.
Por ello pienso, que los años no te dan madurez, es la experiencia, la que te la da.
Conozco personas con treinta y tantos años que no saben mantener la compostura.. Y personas con catorce a los que les ha tocado madurar prematuramente.
Yo, bueno, no puedo considerarme una persona madura, porque no lo soy. He madurado en muchos aspectos de mi vida, pero otros quedan ahí aún por resolver como el tema de la autoestima o la confianza, por ejemplo.
Cuando las niñas querían ser princesas, ella quería ser un héroe. Si las niñas se vestían con vestidos, ella se vestía con chandal y deportivas. Cuando al elegir los grupos elegían a todos, ella se quedaba la última, o la penúltima seguida por la chica gordita de clase. Las chicas paseaban contando sus anécdotas y hablando de niños, y ella prefería jugar al escondite con los niños. Todas a la comba y ella a dibujar solitaria. Las chicas rosa y celeste, ella blanco y negro. Las chicas escuchaban las canciones que más se llevaban las que todo el mundo se sabía y ella prefería encerrase en el cuarto de su asotea y poner los casettes de su padre con el rock de la década de los 70-80. Las chicas querían ser novias de los cantantes y actores guapos de la tele, ella decía que quería tener como novio a los árboles y al viento. Chica rara esa. Pues esa chica rara he sido y soy. Esa niña que no maduró o tal vez demasiado, sin que se dieran cuenta. Profunda, como nadie. Inocente, demasiado. Pero con un sentido del honor y el orgullo tan grandes como su propia alma. Yo, pequeña Pío, a mis diecisiete años, advierto que aún me queda mucho camino por andar.
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