32
Mi primera noche y también la última.
Ocurre a veces que personas en tu vida llegan para quedarse, otras llegan para irse. Y ocurre a veces... Que ni siquiera les da tiempo a llegar... Quiero decir, esas personas que tal vez... te hubiera gustado que entrasen en tu vida pero, ellos no han querido.
La rabia, el coraje de que podía haber sido y no fue.
Y ahí está. Lo ves una vez en tu vida, y nunca más volverás a saber nada más de él. ¿Utilizada? Tal vez, según como lo mires.
He conocido a tantas personas, en sueños, que podría contaros miles de historias que he vivido fuera de lo real. ¿No es real lo que se sueña?
A veces pasa... Mejor dicho, a mí me pasa, que después de soñar con alguien que no he visto en mi vida, luego le encuentro.
¿Es una de esas veces? Posiblemente.
No es real lo que se sueña, no es un sueño lo que vives.
Supongo que le conocí una de estas noches cálidas de verano en las que te destapas, te vuelves a arropar porque hace frío... Finales de junio, principios de julio, ¡a saber!
Aquella noche, estaba lejos, yo diría que muy lejos. Podría ser un pub, una cafetería, un bar de copas... Podría ser cualquier cosa, pero eso ni siquiera importa.
No es que hubiese poca gente, pero tampoco me sentía abrumada. No me gustan las grandes aglomeraciones.
No me tomé una copa, eso no es propio de mí. Pedí un batido de chocolate con nata por encima y virutas de colores y caramelo. Me sentía observada. Supongo que sería la única que se tomaría aquello en un sitio como ese. El azúcar me ayudó a soltarme y comencé a bailar, aprovechando que no me conocía nadie.
Me sentía libre, ligera... También sentía el roce de cuerpos deseosos por bailar con alguien tan alocado como yo. No estaba el horno para bollos.
Volví a la barra, esta vez, un vaso de leche fría. Y mientras lo bebía oí una risa justo detrás de mí. Su mirada algo chulesca me decía que era la persona más extraña que se había cruzado en su camino. Y sin pensarlo, me invitó a otro vaso de leche mientras él se tomaba un vodka caramelizado. Risas, miradas abrasadoras, seductoras y desafiantes. ¿Hablar? Ni siquiera me enteré lo que estaba diciendo.
Hacía calor... Mucha calor. Y opté por salir a la calle, él me siguió. El instinto me empujó a hacerlo... Esconderme, de tal forma que él supiera donde estaba... Eche a correr sabiendo perfectamente que él me seguía. Una persecución tan morbosa como agotadora. Me paré en un callejón sin salida, mejor dicho, me abalancé sobre él. Me dejé los labios en él... Y besaba tan bien...
Como si de una mera casualidad se tratase, su coche estaba aparcado justo en esa calle. Me monté, corrimos en su Porshe, más bien dicho, volamos sin separar mis labios de su cuello.
Allí, bajo las estrellas, en el lugar más escondido y desconocido para mí me arrancó la camisa como si de un depredador se tratase. Nada fue obstáculo para él. Un chico peligrosamente atractivo. Una experiencia demasiado grande para su joven aspecto. Una mirada desafiante, sucia, tentadora...
Y yo, fiel seguidora de mis instintos, inexperta dueña de mis emociones, inmadura niña pasional... Me dejé llevar sin más.
La perfecta coordinación de los movimientos efectuados no podía evitar que me mordiese el labio. Era perfecto, era como volar, no como.. Algo que jamás hayáis sentido, ni siquiera lo penséis. Entonces, algo fue mal. Un fuerte mordisco me dejó la sangre helada.. O mejor dicho, un bestial mordisco dejó mi sangre fluir por mi cuello. Y él absorbía, sin piedad, sin remordimientos. Experto seductor... Una joven pasional más en su lista. Un cazador más satisfecho, un estómago saciado... Y un corazón que de repente, deja de latir. Dicen que más sabe el diablo por viejo, que por diablo y este vampiro, me la había jugado bien...
Ocurre a veces que personas en tu vida llegan para quedarse, otras llegan para irse. Y ocurre a veces... Que ni siquiera les da tiempo a llegar... Quiero decir, esas personas que tal vez... te hubiera gustado que entrasen en tu vida pero, ellos no han querido.
La rabia, el coraje de que podía haber sido y no fue.
Y ahí está. Lo ves una vez en tu vida, y nunca más volverás a saber nada más de él. ¿Utilizada? Tal vez, según como lo mires.
He conocido a tantas personas, en sueños, que podría contaros miles de historias que he vivido fuera de lo real. ¿No es real lo que se sueña?
A veces pasa... Mejor dicho, a mí me pasa, que después de soñar con alguien que no he visto en mi vida, luego le encuentro.
¿Es una de esas veces? Posiblemente.
No es real lo que se sueña, no es un sueño lo que vives.
Supongo que le conocí una de estas noches cálidas de verano en las que te destapas, te vuelves a arropar porque hace frío... Finales de junio, principios de julio, ¡a saber!
Aquella noche, estaba lejos, yo diría que muy lejos. Podría ser un pub, una cafetería, un bar de copas... Podría ser cualquier cosa, pero eso ni siquiera importa.
No es que hubiese poca gente, pero tampoco me sentía abrumada. No me gustan las grandes aglomeraciones.
No me tomé una copa, eso no es propio de mí. Pedí un batido de chocolate con nata por encima y virutas de colores y caramelo. Me sentía observada. Supongo que sería la única que se tomaría aquello en un sitio como ese. El azúcar me ayudó a soltarme y comencé a bailar, aprovechando que no me conocía nadie.
Me sentía libre, ligera... También sentía el roce de cuerpos deseosos por bailar con alguien tan alocado como yo. No estaba el horno para bollos.
Volví a la barra, esta vez, un vaso de leche fría. Y mientras lo bebía oí una risa justo detrás de mí. Su mirada algo chulesca me decía que era la persona más extraña que se había cruzado en su camino. Y sin pensarlo, me invitó a otro vaso de leche mientras él se tomaba un vodka caramelizado. Risas, miradas abrasadoras, seductoras y desafiantes. ¿Hablar? Ni siquiera me enteré lo que estaba diciendo.
Hacía calor... Mucha calor. Y opté por salir a la calle, él me siguió. El instinto me empujó a hacerlo... Esconderme, de tal forma que él supiera donde estaba... Eche a correr sabiendo perfectamente que él me seguía. Una persecución tan morbosa como agotadora. Me paré en un callejón sin salida, mejor dicho, me abalancé sobre él. Me dejé los labios en él... Y besaba tan bien...
Como si de una mera casualidad se tratase, su coche estaba aparcado justo en esa calle. Me monté, corrimos en su Porshe, más bien dicho, volamos sin separar mis labios de su cuello.
Allí, bajo las estrellas, en el lugar más escondido y desconocido para mí me arrancó la camisa como si de un depredador se tratase. Nada fue obstáculo para él. Un chico peligrosamente atractivo. Una experiencia demasiado grande para su joven aspecto. Una mirada desafiante, sucia, tentadora...
Y yo, fiel seguidora de mis instintos, inexperta dueña de mis emociones, inmadura niña pasional... Me dejé llevar sin más.
La perfecta coordinación de los movimientos efectuados no podía evitar que me mordiese el labio. Era perfecto, era como volar, no como.. Algo que jamás hayáis sentido, ni siquiera lo penséis. Entonces, algo fue mal. Un fuerte mordisco me dejó la sangre helada.. O mejor dicho, un bestial mordisco dejó mi sangre fluir por mi cuello. Y él absorbía, sin piedad, sin remordimientos. Experto seductor... Una joven pasional más en su lista. Un cazador más satisfecho, un estómago saciado... Y un corazón que de repente, deja de latir. Dicen que más sabe el diablo por viejo, que por diablo y este vampiro, me la había jugado bien...
Comentarios
Publicar un comentario