42.
Solos.
Puedo oirles cerca. Pero no los siento lo suficientemente cerca como para tener que preocuparme por algo que no seas tú en este momento.
Solos.
Rompiendo el silencio a base de susurros que, ni el oído más fino podría percibir.
Solos.
Haciendo uso de nuestro peculiar y extraño lenguaje, obviando las palabras en ocasiones.
Solos.
Venciendo a la oscuridad con una escasa luz, que proviene de la persiana entreabierta, convirtiéndola en penumbra. Esa penumbra que, perfila tu cuerpo, hace brillar intensamente tus ojos y resalta la inmensa y perfecta armonía que proviene de cada parte de tu rostro, de ti. Ideal, perfecto.
Solos.
Demostrando que, es cierto eso de que, después de probar la miel, el azúcar no sabe tan dulce. Y sí. Mi miel. Mis labios de miel, son tuyos. Deliciosamente adictivos. Volviendome loca con cada beso, cada uno, mejor que el anterior.
Solos.
Rompiendome los poros con cada caricia. Erizando mis vellos y activando mi adrenalina.
Solos.
Traspasando los límites. Visitando lugares nuevos e insólitos.
Solos.
Rompiendo muros. Atravesando barreras.
Solos.
Sintiendo sensaciones que... Jamás antes había sentido.
Solos.
Sin llegar a nada.
Solos.
Obteniéndolo todo.
Solos... Tú y yo.
Movemos montañas. Secamos el océano. Vulneramos fuerzas inquebrantables.
Y, por supuesto, creamos un irreal, utópico, delicioso, placentero y perfecto apocalipsis.
Puedo oirles cerca. Pero no los siento lo suficientemente cerca como para tener que preocuparme por algo que no seas tú en este momento.
Solos.
Rompiendo el silencio a base de susurros que, ni el oído más fino podría percibir.
Solos.
Haciendo uso de nuestro peculiar y extraño lenguaje, obviando las palabras en ocasiones.
Solos.
Venciendo a la oscuridad con una escasa luz, que proviene de la persiana entreabierta, convirtiéndola en penumbra. Esa penumbra que, perfila tu cuerpo, hace brillar intensamente tus ojos y resalta la inmensa y perfecta armonía que proviene de cada parte de tu rostro, de ti. Ideal, perfecto.
Solos.
Demostrando que, es cierto eso de que, después de probar la miel, el azúcar no sabe tan dulce. Y sí. Mi miel. Mis labios de miel, son tuyos. Deliciosamente adictivos. Volviendome loca con cada beso, cada uno, mejor que el anterior.
Solos.
Rompiendome los poros con cada caricia. Erizando mis vellos y activando mi adrenalina.
Solos.
Traspasando los límites. Visitando lugares nuevos e insólitos.
Solos.
Rompiendo muros. Atravesando barreras.
Solos.
Sintiendo sensaciones que... Jamás antes había sentido.
Solos.
Sin llegar a nada.
Solos.
Obteniéndolo todo.
Solos... Tú y yo.
Movemos montañas. Secamos el océano. Vulneramos fuerzas inquebrantables.
Y, por supuesto, creamos un irreal, utópico, delicioso, placentero y perfecto apocalipsis.

Comentarios
Publicar un comentario