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Empieza siendo un juego... Siempre empieza siendo un juego.
Y piensas que podrás sobrellevar la situación. Todo bajo control te dices.
Mientes.
Lo ves poco, por suerte o por desgracia y cuando lo ves se te erizan los vellos de los brazos. Su sonrisa despreocupada, su mirada hipnótica. Se quedan en nada si lo comparas con la enorme atracción que supone su carácter hacía ti.
Por suerte o por desgracia no tendrás nada con él.
Sabes que serás una más y tú no admites ser una más.
Se llama orgullo. Se llama principios. Se llama cabezonerío.
Una serie de valores que de vez en cuando se olvidan cuando un chico corriente con una personalidad atrayente te seduce.
Y piensas que podrás sobrellevar la situación. Todo bajo control te dices.
Mientes.
Lo ves poco, por suerte o por desgracia y cuando lo ves se te erizan los vellos de los brazos. Su sonrisa despreocupada, su mirada hipnótica. Se quedan en nada si lo comparas con la enorme atracción que supone su carácter hacía ti.
Por suerte o por desgracia no tendrás nada con él.
Sabes que serás una más y tú no admites ser una más.
Se llama orgullo. Se llama principios. Se llama cabezonerío.
Una serie de valores que de vez en cuando se olvidan cuando un chico corriente con una personalidad atrayente te seduce.
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