43.
Noches de insomnio. Noches largas. Sueños cortos.
Noches de vigilia. Días largos. Aunque el tiempo pase rápido.
Calor. Calor abrumador. Pero frío interior. El fuego está empezando a helar. Así como el hielo quema, el fuego hiela a veces.
Pensamientos fugaces. A menudo demasiado permanentes.
De nada sirve desgastarte los nudillos o destrozar tu almohada a bocados.
De nada sirve atravesar las sabanas con las uñas o quitarte el esmalte a arañazos.
Porque no importa. No importa lo que hagas con tu cuerpo si es tu mente la que anda perturbada.
Si es tu alma la que vuela inquieta. La que vuela en un lugar cerrado del que no puede escapar. Si cada suspiro le sienta como un arma de fuego. Si tus pulmones intentan tragar el menor aire posible, lo más rápido posible, porque si no, parece que en un suspiro grande y lento, se escapará el alma. La esencia. Y tu garganta intenta cerrarse, haces un nudo con ella sin darte cuenta. Es ahí, en ese momento, cuando por reacción tus lagrimales se rebelan contra ti.
Pero tu orgullo es más fuerte. No dejarás las lágrimas salir. Las quieres dentro de ti. Regando tu alma, que a veces se reseca y quiere escaparse.
Cuando tu libertad se limita hasta el punto que ni siquiera sabes cual es tu destino.
Cuando tus ansías de vivir se agotan con cada suspiro.
Cuando tu valentía se encuentra perdida pues no sabes muy bien si lo que haces es correcto.
Cuando no encuentras tu camino. Cuando te sientas perdido.
Recuerda tu fortaleza, es tu mejor amigo.
Peores cosas han pasado tu cuerpo y tu mente como para no poder sobrellevar algo que ya llevas acarreando desde hace meses. Y aunque el peso de las circunstancias lo conviertan en algo insoportable, difícil de llevar, tu puedes con eso y mucho más.
Y cuando digo que puedes. Es porque no estás solo. Porque cierta persona daría lo que fuera por verte siempre esa infinita sonrisa. Porque cierta persona, te quiere (ver feliz).
Noches de vigilia. Días largos. Aunque el tiempo pase rápido.
Calor. Calor abrumador. Pero frío interior. El fuego está empezando a helar. Así como el hielo quema, el fuego hiela a veces.
Pensamientos fugaces. A menudo demasiado permanentes.
De nada sirve desgastarte los nudillos o destrozar tu almohada a bocados.
De nada sirve atravesar las sabanas con las uñas o quitarte el esmalte a arañazos.
Porque no importa. No importa lo que hagas con tu cuerpo si es tu mente la que anda perturbada.
Si es tu alma la que vuela inquieta. La que vuela en un lugar cerrado del que no puede escapar. Si cada suspiro le sienta como un arma de fuego. Si tus pulmones intentan tragar el menor aire posible, lo más rápido posible, porque si no, parece que en un suspiro grande y lento, se escapará el alma. La esencia. Y tu garganta intenta cerrarse, haces un nudo con ella sin darte cuenta. Es ahí, en ese momento, cuando por reacción tus lagrimales se rebelan contra ti.
Pero tu orgullo es más fuerte. No dejarás las lágrimas salir. Las quieres dentro de ti. Regando tu alma, que a veces se reseca y quiere escaparse.
Cuando tu libertad se limita hasta el punto que ni siquiera sabes cual es tu destino.
Cuando tus ansías de vivir se agotan con cada suspiro.
Cuando tu valentía se encuentra perdida pues no sabes muy bien si lo que haces es correcto.
Cuando no encuentras tu camino. Cuando te sientas perdido.
Recuerda tu fortaleza, es tu mejor amigo.
Peores cosas han pasado tu cuerpo y tu mente como para no poder sobrellevar algo que ya llevas acarreando desde hace meses. Y aunque el peso de las circunstancias lo conviertan en algo insoportable, difícil de llevar, tu puedes con eso y mucho más.
Y cuando digo que puedes. Es porque no estás solo. Porque cierta persona daría lo que fuera por verte siempre esa infinita sonrisa. Porque cierta persona, te quiere (ver feliz).

Comentarios
Publicar un comentario